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  • Alpes 2001

Jueves, 5 de julio

Los aventureros estelares se encuentran ya a las puertas de su destino final. Tan sólo una misión más de reconocimiento y ya estarán dispuestos para afrontar la prueba definitiva:

Le Marmoteisson sideral.

Dentro de las hojas de vuelo, observan el planning de hoy: a priori, iban a efectuar el mismo recorrido del día M, excepción hecha de la aproximación a la luna D’Huez.

El objetivo era simular, fielmente, las condiciones de la prueba; tanto en horario ( madrugón incluido ) como en duración y climatología.

Pero el día anterior, visto lo visto en las jornadas precedentes, decidieron recortar la marcha completa en pedalonave ( superior a los 160 kms ) y desplazarse, hasta la parte superior de los cráteres de la Croix de Fer, en la aeronave 806.

 

Croix de Fer (Este) Afortunadamente, para abajo

A partir de ahí, el recorrido previsto: campos gravitacionales favorables, en el descenso desde la Croix de Fer y campos nulos ( al menos, eso se creían ellos ) hasta el pié de la torre de comunicaciones Telegraphina.

Aquí, la marcha se pone “cruda”, pues la gravedad manda: 6, 10, 9, 9, 7.5, 8, 7.5, 7, 6.5, 7, 7.5, 7. En este punto sideral, llegarían a la cima de la torre de comunicaciones. Cuatro años luz, de campos favorables hasta el asteroide Vallorie, desde donde se dirigirían a la cúspide de la vía Galiberiana: 7, 7, 6.5, 5.5, 5, 6, 8, 6, 5.5, 5.5, 8.5, 9.5, 8, 9, 8, 10, 8.5, 10.

Galibier (Norte)

Una vez llegados allí, descenso hasta la estación orbital de Bourg D’Oisans, donde el comandante Faco-ido llevaría, con su nuevecita aeronave Laguna, al comandante Lines a recoger su aeronave sita en lo alto de la Croix de Fer ( para esa fecha, la aeronave 806, ya se sabría de memoria la subida y bajada a la Croix de Fer, que ya había realizado tres veces en cuatro días - no será por falta de reconocimiento del terreno, no :-)

Esos eran los planes. Dentro de las microcomputadoras cerebrales de Antonio “yamesiento” y Luis “Lines”, circulaban, a gran velocidad, sus metas de la semana. Antes de comenzar la Odisea en los Alpes, Yamesiento, había estimado los tiempos de paso precisos para conseguir acabar la misión, con la condecoración “Argenta”: los campos gravitacionales desfavorables: a 10 nudos estelares por hora, los campos gravitacionales favorables a 40 y, los campos nulos, a 25.

Con esos promedios, finalizarían en 10 horas y 30 minutos ( cinco minutos por debajo del máximo requerido para obtener la orden “Argenta” en la categoría de 30 a 39 eones ).

Tras haber realizado la primera expedición a la Croix de Fer, con un caluroso día, pusieron en duda la consecución del objetivo.  El día de hoy, con el descenso y ascenso Galiberiano posterior, acabaría de disuadirles de alcanzar la meta prevista.

Una vez llegados al término del recorrido de la aeronave 806, montaron en sus pedalonaves y afrontaron los favorables campos gravitacionales.

Lines, contemplaba simultáneamente el trayecto y la media de su ordenador de navegación. El objetivo era que, éste no bajase de 40 nudos esterlares de media.

Lines, que se caracteriza por aprovechar al máximo los campos favorables ( hemos de decir que, antes de pedalonauta, fue motero y, en sus años mozos, un destacado patinador a nivel nacional ), al llegar al final de este primer tramo, no había pasado de 38,5 nudos.

Comentó la incidencia con Yamesiento, quién había logrado una media ligeramente inferior. Un par de campos desfavorables, intercalados entre el resto, tenían la culpa, pero, en sus chips de memoria, apareció la duda y cundió el desánimo:

“No logramos Argenta ni de coña”.

Se juntaron con Sergio “noescuesta” y Faco “Ido” para comenzar los campos gravitatorios neutros.Y, UNA LECHE con los campos neutros: eran desfavorables !!!.

Además, una ráfaga sideral, azotaba en contra con increíble fuerza.

La conclusión: no conseguían pasar de 15 nudos siderales por hora.

Esto, descorazonó a los aventureros y les hizo desistir de alcanzar la orden “Argenta”. Su objetivo pasaba a ser finalizar el trayecto sin más ( y sin menos !!! ).

Noescuesta e Ido habían desaparecido de vista, atrapados por las ráfagas siderales. Yamesiento y Lines, en virtud de su condición de “routiers”, sufrían en silencio mientras avanzaban ( alguno más que otro; lo de sufrir en silencio, digo :-DDDDDDD )

Y se encontraron, por fin, al pie de la torre de comunicaciones.  Empezaron la lucha contra la gravedad, con paso firme y seguro, sin forzar los motores de sus pedalonaves.

Los años luz pasaban lentamente: los primeros, más difíciles; el resto, con mayor facilidad. Lines, realizó este recorrido con una motorización de 30x19. Yamesiento, alternaba el 39x26 en bailón, con el 39x30 sentado, para acostumbrar la parte de su cuerpo originaria de su mote.

Sin más dificultades de las previstas, alcanzaron el último piso de la torre de comunicaciones Telegraphina. De allí, descendieron al asteroide Valloire, donde repusieron las reservas líquidas.

Comenzaron, entonces, la parte más complicada de la ruta: la vía Galiberiana. Unos campos adversos muy fuertes iniciales, así lo denotaban.

La pedalonave de Lines comenzó su ya, tristemente habitual, salto dentado posterior, con el consiguiente cabreo.  Tres, cuatro paradas; ajustes coaxiales y vuelta arriba para conseguir que este lastre desapareciera ( poco a poco, lo hizo ).

De nuevo, con ráfagas siderales adversas. Yamesiento, que había recorrido esta vía, en su debut pedalonauta, hacía tres años, le iba anunciando a Lines las dificultades ( ¿se creería que me hacía un favor, el muy puñetero? o, ¿lo hacía adrede para comerme mi ya maltrecha moral? ... :-).

Cuando restaban tres años luz, Yamesiento, se adelantó un poquito; ( para simular también las condiciones del día M,  en el que se tendría que adelantar, en los últimos años de luz de ascensión a cada luna, para compensar la pérdida que, inevitablemente, sufriría con Lines en el posterior descenso )

Lines, llevaba el cálculo de lo que tenía que invertir y los números, por primera vez en el día, le cuadraban.

Al final, en la cima Galiberiana, Yamesiento, le sacó cinco minutos a Lines. Luego, a unos veinte, llegó Faco-ido ( realmente jodido, por su espalda ) y, una hora más tarde, Noescuesta ( que casi se cambia el mote, porque eso SI que era cuesta, decía ... :-)

Durante la espera, se nos acercaron unos alienígenas nativos de Galiópolis, quienes nos informaron de la locura de un real equipo de fútbol terrícola, al pagar miles de megatones de quarks por el fichaje de cierto futbolista Galiópolo ( ciertamente, creo que nos hemos equivocado de deporte ... )

Tampoco falto el típico enterado: se nos acercó un Galiópolo que hablaba nuestra lengua, quién, tras preguntar por la marca de nuestras pedalonaves y desarrollos de avance, comenzó una disertación sobre lo inadecuado de la talla y demás ...

Creo que, esto de los pedalonautas, es igual en todos los planetas ... :-D

Galibier (Sur) (nuevamente hacia abajo) y Lautaret (Oeste)(seguimos bajando)

Unas captaciones de imágenes con la curiosa máquina de bolsillo y para abajo, la hora y cuarto de espera, había enfríado los músculos.

El trayecto, se volvía “sidero-pestoso” hasta 8 años luz más abajo, dónde entroncaban con el satélite Lautaret.

Paradita a quitar la cobertura estelar anti-lluvia y a pisar a fondo la pedalonave para estimar el tiempo a invertir el día M.

En el descenso, fueron retenidos por un intenso tránsito de aeronaves y transportes de carga alienígenas, que, a veces, no colaboraban en la maniobra de adelantamiento ( cosa extraña para los extraterrestres, ¿serían descendientes de terrícolas? ;-)

También constataron, nuestros aventureros, la existencia de cinco agujeros negros ( conocidos como túneles, aquí en la Tierra ) uno de los cuales, terminaba en una curva algo traicionera. Sin embargo, lo peor, fué la existencia de un par de campos magnéticos que, llegando con poca reserva de combustible, disminuían notablemente la velocidad descensional.

Para colmo, los últimos 15 años-luz de gravedad nula, estaban recién pavimentados, lo que, unido al calor reinante, los convertían en una auténtica sauna.

Lines, llegó al campamento base en una hora y cinco minutos ( 50 años-luz desde la cima Galiberiana ). Yamesiento, cinco minutos después, otros quince para Faco-Ido y veinte para Noescuesta.

El último test estaba resuelto. Los cálculos de Yamesiento y Lines se empezaban a conectar como en un rompecabezas.

Tantos micro-eones hasta la Croix de Fer, otros tantos hasta el Telegraph, tic-tac hasta Galibier, zumbale hasta el pié del Alpe y, el resto, arriba hasta la cumbre.

Las dudas eran varias: ¿qué climatología tendrían? ¿Cómo se resentirían de los esfuerzos al encadenarlos? ¿Obligarían los jueces a Microchoft a desdoblarse? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?  ¿Por qué el caballo blanco de Santiago no es verde? ...

Todas estas y otras dudas, deberían, nuestros aguerridos navegantes, resolverlas el día M. No obstante, antes de este relato, no se pierdan las curiosas anécdotas de la “jornada de reflexión”.

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