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  • Alpes 2001

Lunes, 2 de Julio

Encontramos a nuestros navegantes dormidos en la estación orbital “Le Colporteur”. Sergio “nosoyciclolisteroaún” es el encargado del aviso acústico para despertarse. Tras múltiples disputas, había pactado con Faco “lero” que la alarma sonora saltaría a las 8:00, no a las 7:55, como él deseaba. Este detalle de los 5 minutos, había ocasionado una discusión sobre el sexo de los ángeles el día anterior de tres pares de narices.  Esto os dará idea del ambiente cachondo que reinaba, pese a que la tensión se mascaba en el aire.

Por cierto, aprovechando que Antonio “nomesiento” no se desplazaba a todas las “lunas” de la zona, el resto de navegantes disfrutaban de sus habilidades culinarias. Dicen las malas lenguas, que la primera vez que preparó la pasta, al lanzar el macarrón contra la pared para probar si estaba “al dente”, se desprendieron cinco vigas maestras de la estructura, perdió compresión la parte inferior de la aeronave y hubieron de venir los equipos de emergencia a reparar el desaguisado. Pero todo esto está sin confirmar.

Por no comentar las dificultades por las que pasamos para freír unos huevos y hacer una tortilla ... casi nos costaron más sudores que subir al Alpe ... :-D

Lo cierto es que nos tenía la comidita hecha a la vuelta, la vajilla reluciente y no ordenaba las cosas de Sergio porque éste no se lo permitía. Y cada vez que se perdía una de las expediciones, recibía a los intrépidos navegantes al grito de: “Me tenéis como una esclava, todo el día en casa. A ver a dónde me lleváis esta noche” ... :-D

Ahora ya en serio, mirá por dónde me ha servido esta experiencia para comprender mejor la situación de las mujeres de ciclistas ...

Otro hecho no menos cierto, fue la novedad de ver a “inflas” pelando patatas. Este aventurero, cuya mejor y casi única especialidad culinaria son los postres a base de leche condensada y otras cosas (de ahí sus inflas, gord-inflas y michelines), aventurose a pelar medio saco de patatas ante la sorpresa del resto de astro-pedalo-nautas, conocedores que eran de su completa inutilidad en la cocina.

Y se libró por los pelos de haber quedado “retratado” para la posteridad, pues a mis gestos, Sergio se dispuso a sacarle una foto, pero Luis se dió cuenta y una amenazadora mirada, disuadió a “prontoseréciclolistero” de tal comprometedora acción.

Este dato, junto con otro día que también le dió por cocinar pasta, rompió si cabe más esquemas que “nomesiento” subiendo a la luna del Alpe todo el tiempo de pie.

Pero dejémonos de detalles sin importancia y centrémonos en el verdadero motivo del viaje: [estooooooooooo, apuntador, apuntador, a qué habíamos venido ... ah, sí]. Eso, a andar en bici.


El cuaderno de bitácora nos reservaba hoy la escursión interplanetaria y multidisciplinar a la nebulosa Madeleine.

Multidisciplinar porque estaba previsto, inicialmente, subirla por ambos lados, pero su distancia a la estación orbital obligaba a llegar a pié de la misma en la nave 806. Y éste fué otro de los shocks de este día: navegar a través de dicho vehículo a través de la luna Croix de Fer y astro gemelo Glandon.

De todos los viajeros espaciales es conocido que, cierta enfermedad de las alturas, hace que las subidas en pedalo-náutico, al realizarlas en otro medio locomotivo diferente, parezcan mayores. Y a fe que así sucedió.

La cara de chiste que les quedó a los ya poco intrépidos navegantes, al pasar junto a los “cráteres” de la Cruz de Hierro, heló sus venas.  Hasta tal punto, que Faco “lero”, riéndose del destino, se mofó de aquellos que hubieran de subir un camino paralelo al que íbamos, donde se reflejaban campos gravitatorios inmensos.  Y, el destino, se acabó “escojonando” literalmente de todos los navegantes cuando descubrimos que, nosostros mismos, habríamos de pasar por ellos, tras descender de la Rivière de Allemont.

Pero eso sería en días posteriores y así será relatado.

También el recorrido por el Glandón “acongojó” las ya mermadas ilusiones de los aventureros. Sus 20 kilómetros, que serían recorridos en pedalonauta al día siguiente, eran para pocas risas.

Con este panorama se llegaron al pie de la nebulosa Madeleine, objetivo del día. El primer asalto, en frío, pues no había pista de rodadura suficiente para coger vuelo, era, cuando menos, aterrador.

Los campos gravitacionales no les dejarían en todo su recorrido, siendo la descripción de sus 20 años luz la siguiente:

6.5, 7, 7.5, 8, 10, 8, 7, 7.5, 10, 7, 7.5, 8.5, 7, 7.5, 7.5, 7.5, 8, 7, 7.5, 7.

Madeleine (Sur)

Para pocas risas estábamos, como podreis imaginar. Encima, la temperatura ambiental se mantenía cercana a los 30º, con lo que los trajes espaciales se derretían poco a poco ( y los astronautas dentro, claro está ).

Y como no hay dos sin tres, otra de las constantes de las excursiones estelares: los alienígenas locales se habían aliado para, todos y cada uno de los días, inundar nuestro camino con pesadas naves, rocas pequeñitas que dificultaban el avance, y un líquido negro y espeso que se fundía con el camino existente para formar otro: tras árduas investigaciones, descubrimos que se llama alquitrán y, curiosamente, algunos nativos de ciertos planetas SE LO FUMAN !?.  Viendo cómo dejaba este elemento nuestras naves, me imagino cómo estarán por dentro los nativos mencionados.

Comenzamos la expedición a la nebulosa. Faco “lero”, con su porte gentil, y algo de guasa, por qué no decirlo ( luego lo habría de pagar :-) rápidamente, se adelanta como explorador ( sólo le faltaba la pluma )

 

Entre tanto, “inflas” y Sergio, suben tranquilamente ( es un decir ) a ritmo asequible a la longitud a recorrer. Tras una parada técnica, a limpiar de grava lunar las bandas de rodadura de sus pedalonautas, prosiguen lento pero seguro, mientras otros expedicionarios de lejanos planetas, en lenguas ilegibles, les charlan en la subida.

Realizo aquí un pequeño inciso: inflas portaba un traje espacial no de su planeta, sino de Galiópolis, fruto de un viaje previo a ParisBrestonia.  Por ello, los indígenas de Galiópolis le daban palique a Inflas, que de una mala leche que no os podeis imaginar les soltaba una risita y, a los cinco metros de que le pasaran, un “CADAVERES” que temblaba la flora local.

Y ello por dos motivos: el primero, subiendo, a Inflas le quedan pocas reservas energéticas para hacer chistes; y segundo, su alfabeto galiopólico se reduce a omelete (omelette ), cafeolé ( cafè au lait ) y cruasan ( croissant ) y con dificultad ... :-D

 Dicho esto, relatar que la ascensión se realizó con sosiego, sin prisa pero sin pausa. A las dos horas y cinco minutos Inflas había llegado. Faco “lero” lo había hecho unos veinte minutos antes, habiéndose avituallado y abrigado. Cinco minutos mas tarde, lo hizo Sergio.

Aprovecharon para recoger muestras papelográficas,
con sus imágenes de la zona,
contemplar el lejano-cercano anillo MontBlanc-nico
y decidir si bajar por la otra ladera y volver a subir.

Al final, fué que no ( de hecho, Faco-lero dijo ya de principio que él esperaba, con lo cual, echando cálculos, Inflas, rápidamente supo que si él bajaba los 28 años luz del otro lado, cuando volviera a subir Faco-lero yacería momificado por la espera :-) Decidido lo cual, reemprendieron la bajada por donde subieron.

En los descensos era donde realmente se observaban las dotes navegadoras de Inflas. Sus más de 12 kilo-bares de presión de ventaja sobre sus compañeros le hacían lanzar su pedalonave con facilidad pasmosa.

No obstante, vigilando su retrovisor y viendo la cara de velocidad del novel Sergio, se reprimía deteniendo con antelación su nave ante cualquier giro peligroso.

En eso estaba cuando vió raudo descender junto a él a Faco-lero.

Y tras él a Sergio. Lo siguiente que vió no le dejó indiferente:
¿Qué interés inmobiliario tendría Sergio por aquellos lares?
¿Desearía comprarse un chalecito?
¿Porqué sino se fué en uno de los giros a visitar esas parcelas repletas de cesped? ...

La cosa no fue a mayores, cruzaron de nuevo sobre el caliente asfalto, recién depositado por las naves obreras de la zona y se detuvieron poco más adelante en un pilón de agua, a intentar eliminar los restos adheridos a sus naves.

Tras ello, de nuevo hacia abajo, pero esta vez Inflas, con cierto recochineo, sobrepasó a Faco-lero con facilidad pasmosa, diciéndole según le pasaba “no pesan los años, pesan los kilo-bares”.

Así fue como empezó a rumiarse en el cerebro de Faco-lero la posterior venganza ( y si no fue así que se fastidie, que como ésto lo cuento yo, digo lo que me parece :-)

Días anteriores, discutian “nomesiento”, “lero”, e “inflas” sobre la posibilidad de un hipotético sprint a 60 kms/h de “lero” en el llano.

Conociendo su biotipo, cierto escepticismo cachondo se apoderó de los dos “primos norteños” ( ahí empezó su denominación de CADAVER ... :-)

Tras tiras y aflojas, determinaron que, afrontando campos gravitacionales intensos, a partir de 6 ó 7 G, Faco-lero le daría caña a Inflas, pero, hasta ahí, en distancias inferiores a kilómetro-luz, habría que verlo.

Prosigamos, Faco-lero, una vez abajo, dijo que le convendría rodar un poquito su nave en llano, para que, el mecanismo se relajara un poco de tanta subida y bajada. Pero en la zona en la que estaban, difícil era encontrar terreno llano propicio. Se lanzaron por una cuesta, con 3 ó 4 G favorable, pero viento en contra, que les costaba Dios y ayuda afrontar, siendo como era terreno favorable.

Y, al poco, se dieron la vuelta, pensando que, como desapareciera el viento, les podía dar un poco de risa regresar. Inflas, recordando la conversación antes mencionada, metió en su pedalonave un 42x19 y a pleno molinillo se puso a la vera de Faco-lero, con cierta sorna.  Este, esperando su oportunidad, seguía moviendo su 53x? ( ni tiempo me dió mirarlo ) cuando Inflas le pasó.

Aguantó un poco y esperó su turno, cuando la pendiente apareció (ese 3 ó 4 G mencionado). Entonces Inflas, empleando su retrovisor, empezó a bajar dientes, manteniendo sus revoluciones por encima de las 110, hasta llegar al 42x12. Las posteriores explicaciones de Faco-lero, del todo inverosímiles, argumentaban que no había entrado no se qué, que si el bendix, el diferencial, la caja de cambios, el filustrapo de la percutora sideral ...

La cuestión es que, emulando al astronauta Cipollini, Inflas le dió sopas con ondas en un repechito a la medida de Faco-lero. Y el escarnio, desde ese momento fue constante y CADAVERICO.

Esa es mi versión ( la oficial de hecho ) y si Faco-lero piensa de otra manera, que lo cuente en su cuaderno de bitácora ... :-)

De vuelta a la nave, nuevo recorrido por el Glandon y Croix de Fer, que recorrerían al día siguiente, comentando los detalles con risita nerviosa de desesperación.

Pero ésa es otra historia, que contaremos más adelante.

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