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  • Alpes 2001

Miércoles, 4 de Julio

Nuestros intrépidos navegantes, se encontraban ya en el ecuador de su aventura, habiendo amanecido otra mañana soleada y con previsión de altas temperaturas, pese a lo temprano de la hora.

Esta jornada, correspondía desplazarse a Briançon, en la aeronave 806, por lo que se tocó diana a una hora más tempana.

Ciertos cambios se estaban produciendo en nuestros protagonistas, propios de la estancia en la estación orbital y sus alrededores.

Las mutaciones variaban, poco a poco, el aspecto de los navegantes.  El origen de las mismas es, cuando menos, dudoso. Unos, apuntan que se debían a los recorridos que iban realizando cada día ( a buena fe que pudieran serlo, como luego comprobaremos ).  Otras hipótesis, más aventuradas, hablaban de los extraños cambios surgidos, a partir de la ingestión de un extraño elemento.

Expliquemos esta historia: en el viaje de ida, contaban los aguerridos pedalonáutas con multitud de viandas. Una de ellas, altamente recomendada para sus expediciones cicloestelares, eran los plátanutios, extraño fruto que crece en el archipiélago Loter-Once ( también llamadas islas afortunadas ).

Con el fin que soportaran bien el desplazamiento hasta la estación orbital, los eligieron bien verdes, los metieron en el congelador ( gran cagada de Nomesiento :-) e hicieron el viaje en una nevera portátil.

Con tan mala suerte que, la bolsa que los portaba, se pinchó y se mojaron llegando casi a la criogenización.

Al llegar al campamento base y desempaquetar las viandas, observaron su color negruzco y establecieron, como única opción de salvación, exponerlos al astro rey por si “mejoraban”.

Lamentablemente, no mejoraron una pizca y entonces, alguien, ( Sergio, en concreto ) tuvo la genial idea de engendrar un mejunje a base de leche, azúcar y lo que parecían plátanos de efectos beneficiosos ( eso decía, asegurando que tan singular receta se la había enseñado una cubana en sus años mozos ¡? ...  pero si sólo tiene 15 años !! ... ).

Probar, lo probaron todos, ( excepto Nomesiento, que, estando como estaba de “lo suyo”, sólo le faltaba agarrar una diarrea sideral ) pero los plátanos mutantes poca confianza inspiraban.

Y este debe ser el origen, casi cancerígeno, de las mutaciones que los navegantes sufrieron. De hecho, al día siguiente, cuando observaron los restos de plátano haciendose largos en la jarra de leche, y algunos con dobles tirabuzones incluidos, se empezaron a temer lo peor.

Y, ¿a qué mutaciones nos referimos?. Pues, a lo largo de esta jornada, Antonio “nomesiento” se cambiaría por “yamesiento”, Faco-lero ( de frío-lero ) se convertiría en Faco-ido ( de dolor-ido, o de jod-ido, por sus problemas lumbares, como mejor se entienda ), Sergio “nosoyciclolistero” pasará a ser, desde entonces, Sergio “noescuesta” ( ya veremos el porqué ) y Luis “inflas” ( de gord-inflas ) es ya, Luis “lines” ( de miche-lines, por el propio desgaste ).

Tras dar cuenta del desayuno liofilizado de rigor y con una considerable “galvana”, los expedicionarios, excepto Nomesiento que hoy, descansaba, para ver si se iba recuperando de “lo suyo”, inician la secuencia de carga de pedalonaves en la nave “nodriza” 806.

Previamente, Nomesiento había inquirido sobre la posible hora de retorno para tenerles preparado el avituallamiento. Al no tenerlo demasiado claro, decidió confeccionar un menú a base de ensalada de pasta, que sería ingerida a temperatura ambiente.

Una vez lista la nave nodriza y tras despedirse de Nomesiento, comienzan la travesía. Para este señalado día, habían previsto un terrorífico trazado, a través de las lunas de Izoard ( por ambas vertientes ) y el satélite Agnello. Otras opciones, eran los anillos de Granon y Fort Grondan  ( luna ésta poco conocida y colonizada por tropas de Galiópolis, donde está prohibido el tránsito de naves de tracción motora, contando con unos diez años-luz de ascensión, rondando los 10 G de atracción magnética )

Se habían previsto todas estas posibilidades, para elegir en función del estado de los cosmonautas.

De hecho, la dureza del día anterior, el extremo calor y el PAJARONIBUM que les atacó a los pedalonautas, convirtieron, el duro envite, en un suave recorrido por una de las caras de la luna Izoardiana, dejando la colonización de los demás astros, para futuras expediciones en años venideros.

Antonio “yamesiento”, permaneció en la Estación Orbital, fiel a su propósito de finalizar la recuperación, limpiar el porche sideral y emplastecer las paredes del local a base de pasta “al dente”.

   

También pudo hacer un recorrido por la estación orbital, inspeccionando el estado de los “enemigos” alienígenas, a quienes encontró “colgando los jamones” ( dícese de la posición de tumbado con las “patas” arriba ) al igual que suelen hacer los ciclogloberos de su luna natal, tras una dura expedición.

( Esto terminó de convencerle de que, a los alienígenas, también les dolían las piernas, pese a su “pofesional” aspecto )

El resto de expedicionarios retomaron la monovolumen-nave 806 y ascendieron al semi-planeta Lautaret, que formaba parte de la vía Galiberiana que, el próximo día, descenderían. Una vez allí, descendieron por la otra cara del semi-planeta, hasta alcanzar la estación orbital de Briançon, desde donde comenzarían su aventura en pedalonave.

Izoard (Norte)

El ataque a la luna Izoardiana se haría por su lado más corto, veinte años luz con los siguientes campos gravitacionales:

6.5, 5.5, 5, 4.5, 2, 2, 6.5, 2.5, 4, 4.5, 6.5, 6, 8, 8, 9, 8.5, 8, 7.5, 8, 7.  Parecía, a priori, asequible en su inicio y complicada al final.

El miedo al calor también refrenaba un poco los ánimos de “lines” ( antes “inflas” ). Como siempre, Faco-lero ( éste aún es lero, será al final del día cuando se convierta en -ido) se fué de salida.

Como el trayecto no se repetiría el día D, lines, optó por subir a ritmo tranquilo, acompañando a Sergio ( que, posteriormente, también “migraría” su mote, y veremos el motivo ).

El inicio más suave y la temperatura más agradable, hacían el recorrido menos duro de lo esperado. Un bonito paisaje acompañaba el trayecto.  Como tanta dicha no es buena, la pedalonave de Lines comenzó a pegar saltos en su sistema diferencial.

Esto, le hizo pararse repetidas veces para ajustar el cambio coaxial posterior, con pocos o nulos resultados. Tanto sube y baja de su máquina hizo que, Sergio, adelantara a lines, con el recochineante grito de “Alé, alé”.

Cansado de los saltitos en las ruedas dentadas, lines colocó su desarrollo de gala, el 30x26 y realizó el resto de ascensión sin saltos, pero a “molinillo sideral” total ( en ciertos tramos, superaba las 100 revoluciones por minuto ).

Cuando alcanzó a Sergio, de nuevo unas naves obreras se encontraban reparando la vía - gravoláctea. Pero en lugar de asfalto, aquí, sólo había piedras, y un peligro inmenso de acabar con la pedalonave por los suelos.

Un poco de pericia, algo de suerte y adelante. Ciertas nebulosas, cubrieron entonces al astro rey y, lines, cual resorte, duplicó su velocidad sin problemas.

La ascensión a la luna de Izoard, que se presumía dificultosa, resultó mucho mejor de lo esperado. Los ánimos volvieron a la CPU de lines, tras el descorazonador final del día anterior. Una vez arriba, se encontró con Faco-lero, que ya era Faco-ido, pues bien jodido que estaba ya de la espalda.

De nuevo dos explicaciones a este hecho: la oficial, que, como el año anterior en los recorridos sidero-Pirenaicos, a mitad de semana,las cargas electrostático-musculares traban sus “finos” mecanismos.

La segunda, oficiosa  (  como la contamos desde el Norte pinchamos de paso a Faco un poco :-) que, a los “finos”, se les acaban antes las baterías solares.

Poco más tarde, apareció Sergio que, rápidamente, se apoderó de su nuevo mote: “Esto, ni es cuesta ni es ná. Menudo engaño”.

Faco-ido y Lines, pese a que efectivamente se había subido bien, intentaron convencerle que una ascension de veinte años luz, con esos campos gravitatorios, es una luna “fuera de categoría” en toda regla. Pues el que nones, que ná de ná.

Y, así, se tiraron los navegantes discutiendo un considerable tiempo, sin llegar a más conclusión que la idea de Faco-ido de lanzarle la pedalonave por un agujero negro, que se fuera corriendo a por ella y subiese de nuevo a la luna Izoardiana para reconsiderarlo.

El descenso, con el cuidado lógico en la zona de gravaláctea, bonito. Los campos gravitatorios, “que no eran cuesta”, lanzaban las naves a velocidades superiores a los 80 años luz / hora.

Lines soltó sus “miche-lines” y bajó a plenitud, gozando de los giros estelares, hasta casi empotrarse en la parte posterior de una nave de carga nativa, que se desplazaba mucho más lentamente.

Sergio “noescuesta”, pagando su osadía, sufrío un desajuste neumático en el circulo gómeo posterior de su pedalonave, de la cual se apercibió cuando, en varios giros, se le iba el vehículo.

Una vez abajo, Lines aprovechó el tiempo para intentar solventar los saltos multiescalares de las ruedas dentadas siderales, con poco o nulo éxito, como más adelante veremos.

Y, “noescuesta”, tras reparar junto a la monovolumen-nave, al dar un garbeo por la estación sideral, volvió a sufrir fallos pneumáticos, por lo que optaron por cargar las pedalonaves y regresar a la estación orbital de Bourg D’Oisans.

Una vez allí, tras contarle las anécdotas a “yamesiento” y tomar su reparador emplaste para tabiques, marca “pasta ardilla”, se pusieron a imitar a los alienígenas, que, contínuamente reparaban sus pedalonaves ( otro día, el de descanso, escribiremos, largo y tendido, sobre las anécdotas que acaecieron con ellos ).

Si llego a saber que, mi cocina, era tan poco apreciada, los hubiera llevado, por la tarde, de tiendas y a ver escaparates, táctica comúnmente usada por las esposas para vengarsede los ciclistas, teniéndoles largo rato de pié para que, así,se les hinchen y les duelan las piernas ... :-D

Entonces, siempre según la versión oficiosa, ( Faco-ido seguro que piensa de otra manera ) se consumó la venganza de Faco-ido sobre Lines. No podía dejar pasar la ocasión, tras el agravio sufrido en el sprint ascendente de días pasados y se pusieron a intentar reparar el engranaje dentado de la pedalonave de Lines.

Lo que en principio era un salto, acabó siendo un rozamiento entre roldanas, ante lo que los primos optaron, cual bilbaínos de pro que casi son, en sacar el troncha y eliminar eslabones. Y a buena fe que lo hicieron. Los eliminaron hasta que, la roldana, dejó de rozar ... y el 52x14 dejó de poder entrar ( sólo admitía 52x12 ).

Visto lo visto ( en descargo de Faco-ido hay que decir que, los eslabones hemodinámicos percutores, estaban algo cedidos ) optaron por dejarla como estaba y, al día siguiente, ir al centro de reparación aborigen de pedalonaves, bien provisto y de no excesivo coste, para repararla.

Adelantemos que, al día siguiente, en un tiempo récord, se la repararon, reemplazando el enlabazamiento sidero-cadenil por otro nuevo, pero con, casi, los mismos eslabones ( de hecho, a su vuelta a la Tierra, hubieron de añadirle alguno más en el centro técnico de confianza de Lines ).

Bien, hasta aquí los hechos. Tan sólo nos restan tres episodios: el descenso Croixiano de Fer y ascenso a la via Galiberiana, pasando previamente por la torre de comunicaciones Telegraphina que, realizarían al día siguiente, jueves; la jornada de descanso, plena de anécdotas y ocultas ganas de broncas más el día D ( o mejor M, de Marmoteisson ).

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