HISTORIAS EN PIRINEOS
Por Jon Beunza
Hacía mucho tiempo que tenía ganas de hacer un número especial dedicado a Pirineos. Tenía claro que iba a buscar algo que se saliera de la línea habitual de Pedalier pero como siempre intentar cargarlo de personalidad y subjetividad. No quería que el resultado final fuera un pequeño catálogo de puertos y carreteras, el objetivo era contar historias, revivir experiencias, transmitir e intentar contagiar todo lo bueno que nos ha dado esta caprichosa cordillera.
Parto de la base de que los Pirineos me han dado y enseñado mucho. Toda mi vida ha estado directa o indirectamente ligada a ellos. Nací en sus límites a orillas del mar, donde pierden altura para desaparecer en la profundidad de los mares, sin embargo mis orígenes me llevan directamente a su interior. Desde que tengo uso de razón los siento como parte de mi, su huella es profunda y esto me ha enseñado a valorarlos de una manera muy especial. Muchos de mis hobbies, ilusiones y sueños han vivido y viven entre la autenticidad de sus pueblos y valles y a la sombra de sus majestuosas cumbres. Es ese lugar al que siempre se que querré volver.
Para hacer este número he querido contar con algunos de los buenos amigos que me ha dado la bicicleta, gente muy próxima a mi manera de entender el ciclismo y el cicloturismo. Gente que conoce y se ha dejado sorprender por la magia de los Pirineos y de esos que todavía se siguen emocionando cuando hablan de sus recuerdos en ellos.
Como veréis y por buscar un orden nos hemos desplazado de oeste a este, desde el Cantábrico hasta el Mediterráneo parando a contar historias en algunas de las muchas tentaciones que viven a lo largo de su sinuoso recorrido. No es una elección pensada ni en los puertos más duros, ni en los de más historia, ni en los más bonitos, es una elección fruto de vivencias y experiencias. Son un botón de muestra, lo sabemos y por eso estamos convencidos que tarde o temprano otros tendrán su momento en nuestras páginas.
Esperamos que este número os guste, parte de nuestro corazón vive en él y es que los Pirineos nos han dado mucho. En una ocasión hablé de paleta de colores y aquí encuentro la paleta perfecta para mi lienzo ciclista. Con ese azul tan especial del cielo, el verde intenso de bosques y praderas, el blanco de nieve de sus desafiantes cumbres; las tonalidades grisáceas de sus macizos rocosos y carreteras, las transparencias cristalinas de sus poderosas aguas… y si todo se puede salpicar de esos diminutos puntos multicolor que suponemos los cicloturistas, mejor que mejor.
SUMARIO 52
2. EDITORIAL
4. OPINIÓN
10. MONUMENTOS
16. PIERRE ST MARTIN
22. MARIE BLANQUE
26. LABEROUAT
30. AUBISQUE
36. HAUTACAM
40. TOURMALET
46. CAP DE LONG
50. MENTÉ y PORTET D’ASPET
56. PLATEAU DE BEILLE
60. PAILHERES
66. ARCALIS
70. VALLTER 2000